Caracas, 19 de abril de 2023.- La legítima Asamblea Nacional celebró este miércoles 19 de abril, el 213° aniversario del inicio de la lucha por la independencia del dominio español en Venezuela y lo hizo con una sesión especial en la que fungió como orador de orden el historiador, genealogista, investigador y escritor Juan Carlos Morales Manzur, Miembro de Número y presidente de la Academia de la Historia del estado Zulia, cuya presentación estuvo a cargo del diputado Ángel Caridad.
El también profesor universitario llamó su discurso de orden “Reflexiones, mitos y verdades en torno al 19 de abril de 1810”, y a través de él ofreció sus consideraciones en torno a los hechos que se suscitaron en España entre los años 1808 y 1810, que repicaron en los territorios bajo su dominio en América y que, en Venezuela, comenzaron el 19 de abril de 1810 para desencadenar en la firma del Acta de Independencia el 5 de julio de 1811.
Al respecto, el historiador indicó que “no se puede asegurar que este haya sido el propósito inicial de los participantes en los acontecimientos de aquel jueves santo”, sino más bien “una vocación autonomista frente a la crisis que vivió la monarquía española a partir de 1808, producida por el amenazador control de la península por parte de las fuerzas militares francesas al mando de Napoleón Bonaparte; la ilegitimidad del Consejo de Regencia; y la desigual representación de las Cortes Generales y Extraordinarias de 1810, sin que ello representara o tuviese como aspiración romper con los vínculos del rey legítimo de España e Indias, Fernando VII”.
Partiendo del hecho de que ante la ausencia del Rey la soberanía recae en sus pueblos, se generaron nuevas formas de organización como las Juntas de Gobierno, la Junta Suprema Central, el Consejo de Regencia, las Cortes Generales y Extraordinarias y el Cabildo. “(…) Los cabildos llevaron la iniciativa y protagonismo, convirtiéndose en los actores más importantes en la vida política americana (…) Lo más importante radica en el hecho de que América tomó conciencia de su realidad particular en el marco de la monarquía, y de esta manera y ante la crisis, inició el camino de reasumir su soberanía e independencia”, apuntó el historiador.
Según el orador, el ideario de 1810, “estuvo centrado fundamentalmente en la afirmación del territorio como parte integrante y esencial de la monarquía española, y en la convicción de que en adelante no podía ser considerado como colonia, ni ser objeto de una política absolutista y despótica. El sentimiento de los ayuntamientos fue esencialmente antibonapartistas y fernandistas. Sin embargo, estos espacios fueron utilizados para expresar las inquietudes de sus miembros y sus demandas de reformas y cambios”.
En lo que respecta a Venezuela, refirió Morales Manzur que la ausencia de noticias de lo que ocurría en la España peninsular llevó a algunos jóvenes criollos caraqueños a presionar al alcalde del ayuntamiento capitalino Martín Tovar Ponte y al vicepresidente del cabildo, José de las Llamozas, para que convocaran una sesión extraordinaria para las primeras horas del 19 de abril de 1810.
Ese día, “algunos integrantes del cabildo (…), estuvieron de acuerdo en plantear la necesidad de formar una junta inmediatamente”. Y si bien la jerarquía eclesiástica no estaba comprometida, “algunos sacerdotes eran partidarios” de su conformación, entre ellos José Cortés de Madariaga y el presbítero Francisco José Ribas.
Entonces el capitán general Vicente Emparan acudió al ayuntamiento, en calidad de funcionario español y se encontró con la celebración de un cabildo extraordinario que él no había convocado. Allí se le instó a formar una junta para hacer frente a la terrible crisis que atravesaba la península, pero Emparan argumentó que la situación militar “no era crítica y que si la Junta Suprema Central había cesado, la Regencia la había sustituido (…)”. Pero los cabildantes caraqueños alegaron que la provincia de Venezuela “tenía tanto derecho de crear su propia junta como las provincias españolas. Todas reconocían por rey a Fernando VII, pero la Regencia no tenía derecho a ejercer soberanía sobre Venezuela en nombre de aquél”.
Emparan dio por terminada la sesión, pero fue atajado por Francisco Salias quien lo hizo regresar al Cabildo. “El acta redactada en Caracas el 19 de abril de 1810, atendió a dos argumentos fundamentales: el de la orfandad y acefalia del reino y en consecuencia, al desconocimiento de la Regencia; y por la otra, y como resultado de esa acefalia, la restitución de la soberanía para sí”, relató el historiador.
Posteriormente, y ante los últimos acontecimientos y la presión ejercida por los caraqueños, “el capitán general Emparan expresó ‘que no quería ningún mando’ y de esa manera, el poder político de la provincia quedaba en manos del gobierno local”. Se instaló entonces la Junta Suprema de Venezuela, que quedó constituida definitivamente el 24 de abril de 1810.
Tres días después, “la Junta de Caracas dirigió otra proclama, pero esta vez a los cabildos de las principales ciudades de la América española informando de los últimos acontecimientos ocurridos en la capital, y alertar a los americanos sobre la ilegitimidad de la Regencia y la desigualdad en la representación manifestada en la convocatoria a las Cortes Generales y Extraordinarias. Exhortaron a los pueblos de América a seguir el ejemplo de Caracas (…)”, enfatizó.
En consecuencia, “el establecimiento de la Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII el 19 de abril de 1810 en Caracas, como depositaria de la soberanía, y la invitación a los pueblos a seguir su ejemplo, desencadenó la instalación de juntas provinciales y pronunciamientos de adhesión y lealtad (…) y obligó a la máxima autoridad caraqueña a buscar un mecanismo efectivo y justo que permitiera mejorar y obtener una representación proporcional de los territorios que siguieron la causa caraqueña”.
Fue Juan Germán Roscio quien propuso convocar a un proceso electoral de segundo grado y estableció el Reglamento para la elección de diputados al Cuerpo Conservador de los Derechos de Fernando VII que se reuniría en Caracas en marzo de 1811; documento que estructuró el evento eleccionario alrededor de un proceso de segundo grado que incluyó a todas las poblaciones de las provincias.
El congreso electo se instaló el 2 de marzo de 1811 “y su composición fue expresión del propósito que se planteó en el Reglamento. Era más amplia que la de la Junta Suprema de Venezuela, no sólo en el número de diputados, sino respecto a la representación de otras regiones y a la presencia de intereses y posiciones distintas pero homogéneas respecto a muchos aspectos que se evidenciará en el transcurso de los debates del Congreso”.
“Ese mismo congreso que juró fidelidad a Fernando VII como rey de España e Indias, cuatro meses más tarde asumirá su plena soberanía al declarar la independencia absoluta de España”, concluyó.
Figuera: “Libertad para Venezuela”
Al término del discurso de orden, la presidenta de la Asamblea Nacional Dinorah Figuera, dijo que todos los diputados que conforman la AN agradecen la referencia histórica que hizo el profesor Morales Manzur, “sobre todo en un momento donde los parlamentarios que ejercemos las acciones de lucha libertaria, decidimos transitar un camino donde la historia y el pueblo de Venezuela nos demandan unidad, coherencia, eficacia política y ejemplo”.
Para ella, ese pueblo, acompañado de sus diputados, generó en 1810 una serie de acciones que permitieron, 213 años después, que los parlamentarios insistan en la unidad como instrumento de fe y de lucha.
En este sentido, Figuera recordó que la AN es una instancia de participación política, cuyos integrantes tienen el compromiso de defender la Patria “hoy desdibujada en términos de una gran crisis humanitaria y un gran conflicto político, social y económico”. Los venezolanos hoy, dijo, se encuentran en una situación de dependencia frente a un régimen que ha impuesto un proceso de esclavitud que mantiene en sobrevivencia a su población.
Tras enaltecer las banderas de lucha e independencia, Figuera levantó la voz para gritar “Libertad para Venezuela” y agradeció a todos sus colegas diputados que han luchado por los procesos que marcan la ruta a 2024, año sobre el cual se cifran esperanzas de un cambio estructural en Venezuela. “Reivindico la Venezuela próspera, democrática, unida y en libertad, en la que nuestros hijos puedan crecer con oportunidades y desarrollo”.
Y finalizó asegurando que el trabajo del parlamento se mantendrá, por los migrantes que están fuera del país y por quienes luchan en él. “Que la historia nos sirva de catapulta e inspiración patriótica para asumir el liderazgo serio, oportuno y coherente que nos permita estar a la altura de la historia”.