Creditos: Dinorat Menessini C/Foto.Archivo
(Caracas, miércoles 06 de marzo de 2019). Delsa Jennifer Solórzano Bernal, es el nombre de la diputada a la Asamblea Nacional quien fue electa por el estado Miranda para el periodo 2016-2021. Egresada de la Universidad Central de Venezuela con el título de Abogada, cuenta también con una especialización en Ciencias Penales y Criminológicas.
Su faceta como mujer, la definió “como una venezolana luchadora” afirmando que las mujeres de por sí son luchadoras, pero a su juicio, en Venezuela es otra cosa. “Aquí las mujeres luchamos en serio, nos tomamos las cosas con una pasión como pocas personas en el mundo, por lo tanto, como mujer soy una venezolana”.
El rostro de Solórzano se le ilumina, su postura cambia y sus ojos se le “aguarapan” al momento de definir su rol como mamá de Pedro Luis Izquiel Solórzano, su único hijo.
Aseveró que trata de ser la mejor madre del mundo, actitud que ejercen la mayoría de las mamás, enfatizó.
“Yo sé que todas las mamás decimos eso, lo sé. Yo trato de darle a mi hijo lo mejor que puedo, lo mejor de mí, cuando digo lo mejor no me refiero a cosas económicas. Mi hijo es el eje fundamental de mi vida, es mi amor, mi pasión, mis ojos, mi razón de ser y la razón por la que me levanto en las mañanas y la razón por la que lucho, como lucho por Venezuela”.
“Yo siempre le digo a él, que le quiero dejar un país que le garantice educación, salud, oportunidades y orgullo de su apellido. Yo quiero que siempre mi hijo esté orgulloso de ser hijo de quien es y eso implica que tú debes darle el ejemplo, por eso uno no se debe resbalar en el camino, uno debe ser honesto, frontal y hacer las cosas como uno cree que debe hacerlas”.
En cuanto a su papel en la política, la diputada se definió como una mujer honesta y luchadora. “Tengo millones de defectos, pero en la política he tratado de no tener el defecto de la flojera ni el de ser deshonesta”.
Humilde pero bien arreglados
De religión católica practicante y creyente en la Virgen María, la Vicepresidente del Comité de Derechos Humanos de la Unión Interparlamentaria, tiene una agenda llena de compromisos por su trabajo político y social, pero aun así saca tiempo para disfrutar además de su familia, leer, no solo lo habitual de los abogados, su verdadera pasión, es la lectura en el idioma francés.
Su impecable presencia se la debe principalmente a sus abuelos quienes la criaron: Josefina y José, que, si bien provienen de una familia humilde de la parroquia El Silencio, tenían por costumbre andar siempre bien arreglados.
“A mí me criaron en una familia donde la humildad no tenía nada que ver con que usted tenía que andar bien arreglado, aseado y presentable como decía mi abuela, y a mí me criaron así”.
La vena política de la parlamentaria proviene de sus padres, César Orlando Solórzano y Esperanza de Solórzano. “Mi papá fue preso político durante 18 años en el Cuartel San Carlos y mi mamá fue dirigente política”.
“En mi casa no se hablaba más que de política, por lo tanto, yo nací dentro de un mundo político, en una familia política y siempre pensé en el correcto ejercicio de la política como una verdadera manera de cambiar el mundo y no lo digo de una manara romántica, lo digo porque lo siento de verdad”.
Un país pleno de derechos y de propietarios
Sobre su trabajo político, la parlamentaria pretende que toda la persona del país goce y ejerza todos sus derechos humanos y esto abarca al derecho a la salud, educación, alimentación, el derecho a ser libre. “El derecho a comprarte lo que tú quieras, que tú seas propietario, no solo de tus bienes sino de tu vida y tus pensamientos. Un país pleno de derechos y de propietarios”.
Entre sus logros el principal es su hijo, y si de algo deba arrepentirse, dijo es de no poder compartir más tiempo con él. “Pero la lucha nuestra no es una lucha banal y tanto mi hijo como yo sabemos que mamá está peleando para darle país”.
Sobre la situación actual de Venezuela, en lo que respecta el entorno político, Solórzano asegura que lo que está ocurriendo hoy es parte de una planificación estratégica, refiriendo a la Asamblea Nacional porque todo el año 2018 se prepararon para estar a la altura de la circunstancia que el país hoy vive y, al mismo tiempo, para estar a la altura de lo que el país requiere de “nosotros”.
“El año 2018 nosotros creamos unas Comisiones especiales, este año tengo la responsabilidad de presidir la Comisión de Justicia y Paz la cual fue creada en el 2018 y aprobada en diciembre, así mismo está la Comisión de Plan País, Defensa de la Constitución, la Comisión de la Crisis y la Ayuda Humanitaria, esto hace que tengamos unos parlamentarios preparados para enfrentar esta coyuntura”.
Este sentido catalogó de muy acertada la decisión del Partido Político de Voluntad Popular (VP) de haber anunciado con bastante tiempo de anticipación quien iba a ser el presidente de la Asamblea Nacional, sabiendo lo que estaba ocurriendo en el país, que no había habido elección el 20 de mayo y el 233 Constitucional está bastante claro, indicó.
“Ante la ausencia del presidente electo corresponde la Presidencia de la República al Presidente de la Asamblea Nacional. Por lo tanto, nada de lo que está ocurriendo en Venezuela es producto de la improvisación; ello, reitero, hace que el entorno político esté además de consolidado y unido, también más preparado para esta circunstancia”.
En cuanto al entorno social indicó que se observa que los venezolanos están sintiendo nuevamente esperanza y están de nuevo sonriendo, a pesar de tener tantos problemas en los servicios básicos. “Esa esperanza tiene nombre y cédula de identidad, se llama Juan Gerardo Guaidó Márquez y se llama Asamblea Nacional. La ruta trazada es clara: cese de la usurpación, Gobierno de transición y Elecciones libres para llevar a la libertad a Venezuela.
Habrá justicia y no impunidad, aclaró Solórzano, y que también habrá lugar para el perdón. Sostuvo que debemos ser iguales en los derechos “porque eso nos lo quitaron”.