Continuando su gira por toda Colombia para levantar la información de cómo se encuentran los venezolanos en ese país, Gaby Arellano, en coordinación con la fundación “Juntos Se Puede”, visitó tres departamentos donde constató el incremento de trata blanca de jóvenes venezolanos, así como grandes invasiones por parte de connacionales en extrema pobreza.
En ese sentido, Arellano inspeccionó el sector cinco del municipio Santa Marta en el departamento de Magdalena, zona que en el pasado había sido tomada por los desplazados colombianos y hoy es habitada por venezolanos “que están huyendo de la crisis humanitaria compleja de Venezuela. En este asentamiento no hay servicios públicos ni condiciones para vivir dignamente”.
Posteriormente, fiscalizó la zona de Villa Caracas en Barranquilla, donde llegan los refugiados venezolanos y detalló que son más de dos mil familias que se han asentado en ese lugar.
“Los niños no pueden obtener estudios ya que se encuentran en extrema pobreza y nos preocupa que no pueden acceder al agua potable. Al preguntarles ¿por qué abandonaron sus casas? Nos dijeron que al menos en este lugar, trabajando el día, pueden conseguir de comer para sus familias cosa que no podían hacer en nuestro territorio”, explicó.
La también presidenta de la subcomisión de asuntos fronterizos asistió a Ciénaga de la Virgen en Cartagena, un asentamiento con 500 familias venezolanas aproximadamente que viven en condiciones precarias, donde pudo ver “el incremento de trata de nuestras mujeres, el aumento de la explotación sexual de nuestras jóvenes, el tráfico de drogas utilizando las necesidades de nuestros migrantes. Es por eso que reiteramos nuestro llamado a la comunidad internacional, hay organizaciones venezolanas que pueden ayudar y optimizar el trabajo así como la ayuda para que llegue a estos lugares”.
Gaby Arellano culminó enfatizando que la realidad denunciada anteriormente, se repite en toda la Costa Caribe “salen de sus casas en Venezuela de cemento y puertas para venirse Colombia a ranchos de zinc porque en un día vendiendo caramelos y café dignamente, pueden comer, cosa que en nuestro país no pueden”.