Periodista: Prensa An. / Fotografo: Prensa An.
Desnutrición, muerte y salario de miseria, es lo que describe la Venezuela de hoy que vive su peor momento de crisis humanitaria compleja y sector universitario es uno de los más golpeados, en el que los profesores mueren de desnutrición, porque es imposible que puedan sobrevivir con un salario de 11 dólares mensuales, cuando la cesta básica alimentaria está por el orden de los 300 dólares al mes.
Así lo manifestó la diputada por el estado Amazonas de la Asamblea Nacional legítima, Rosa Petit durante en la sesión ordinaria de la Comisión Delegada, durante el debate sobre el salario de los profesores universitarios y trabajadores, a propósito del fallecimiento en condiciones infrahumanas de la profesora Isbelia Hernández, quien murió por desnutrición en la ciudad de Mérida el pasado 23 de enero y la situación crítica de su esposo, el también docente, el ingeniero Pedro José Salinas.
Manifestó la diputada Petit que Venezuela vive una realidad, una severa crisis humanitaria, en la que Caracas está en una cápsula donde abundan los bodegones, hay abundancia y todo se ve bien aparentemente, inclusive Venezolana de Televisión, transmite que todo está bien y que no pasa nada.
“Desnutrición, muerte y salario de miseria, es la realidad, el pan nuestro de cada día en la Venezuela del Zulia, Amazonas, Apure, Táchira, Falcón, Lara, de la última frontera de Amazonas con Brasil y Colombia, hasta el último punto en el Zulia, esa es la Venezuela que sufre y llora, que se para firme todos los días llena de esperanza de que esta situación puede cambiar”.
Recordó que en el año 1979 el salario mínimo se ubicaba en el equivalente de 210 dólares, en 1999 rondaba en 180 dólares, mientras que, en el 2008, con la compresión monetaria, estaba en 90 dólares y hoy en febrero del 2022 el salario mínimo se encuentra en 1,67 dólares y el salario de los profesores universitarios está entre 10 y 11 dólares, que no alcanza para adquirir la cesta básica alimentaria que está por el orden de los 300 dólares.
“Este es el panorama que viven los venezolanos, que cada día ve más mermada la posibilidad de surgir y salir de esta situación de precariedad económica y social, por eso busca el porvenir fuera de nuestras fronteras. Hay que seguir luchando unidos, para lograr cambiar el rumbo y rescatar la institucionalidad democrática y por ende las universidades, la casa del conocimiento y la investigación, necesarias para el desarrollo intelectual de un país”.